Han transcurrido casi seis meses desde las elecciones autonómicas y todavía no está completo el organigrama de mandos intermedios del Hospital de Cuenca.
Cuando los partidos políticos que hasta ahora han tenido el poder (PSOE y PP) ganan unas elecciones, lo primero que hacen es colocar “a los suyos” en los puestos directivos; da igual que los anteriores lo hayan hecho bien, mal o regular, hay que cambiarlos porque no son de los “nuestros”. No puede ser que cuando cambia el gobierno regional cambien hasta las supervisoras o el/la responsable de los celadores.
Señores responsables de la Administración en general y de la Sanidad en particular, ¿cuando hablan de contar con los profesionales de la sanidad para una mejor gestión, para una optimización de recursos y una mayor transparencia en el gasto, se refieren a esto?
Desde la esta Plataforma consideramos que ha llegado el momento de profesionalizar la gestión sanitaria, especialmente la hospitalaria, y desvincularla del clientelismo político actual.
Resulta frecuente que, en los momentos en que se intuye un cambio en el ciclo político, aparezca un gran ruido dentro del sistema sanitario propugnando la profesionalización de la gestión sanitaria y rechazando su “politización”, generalmente partiendo de quienes ahora ocupan cargos directivos en el sistema sanitario y prevén su remoción; por eso conviene hacer algunas reflexiones al respecto.
La primera es que la necesidad de que la gestión de los centros sanitarios,especialmente los públicos, se base en los conocimientos profesionales de los gestores es una obviedad. Los centros sanitarios manejan elevados presupuestos, de varios cientos a miles de millones de €, tienen una gran complejidad, gran número de trabajadores (a veces varios miles) y muchos trabajadores con conocimientos y cualificaciones muy específicas y áreas de trabajo y una actividad que precisa de una intensa colaboración y de un complicado encaje; todo ello más que justifica que quienes tienen un papel directivo y de gestión en los centros sanitarios tengan una cualificación y unos conocimientos específicos; o dicho de otra manera, que sean personas dedicadas profesionalmente a esta tarea.
Además, la experiencia en nuestro país abona que es preciso alejar la gestión sanitaria del “ruido” de los ciclos electorales. Desde el primer gobierno del PSOE, se decidió pasar “de la administración a la gestión”, la práctica ha sido que la asignación de las direcciones, las gerencias e incluso los cargos de libre designación han quedado en manos de los políticos de turno, y eso ha supuesto dos hechos muy negativos: por un lado, la asignación de estos cargos atendiendo más a la afinidad política (al partido e incluso a la facción dentro de este o a relaciones personales) y, por el otro, la nula evaluación de la actuación de los gerentes que, nombrados más por fidelidad que por competencia, han acabado por primar su afinidad con el poder, que les nombra y destituye, por encima del buen funcionamiento de los centros.
De esta forma se ha producido una especie de “selección adversa” en la que han prosperado no los mejores, sino los que mejor han sabido mantener sus lazos con el poder. En nuestro hospital hemos tenido infinidad de ejemplos recientes llevados a extremos inimaginables en una Administración Pública eficiente.
En esto, como en casi todo, no tenemos que inventar nada. Como es bien conocido, hay países como Francia o Reino Unido donde hay tradición de formación de especialistas en gestión y administración sanitaria, y donde cada vez que cambia el consejero de una comunidad autónoma no cambian todos los gerentes de los centros sanitarios y… hasta las supervisoras.
Por supuesto, poner en marcha este sistema supone un periodo transitorio en el que habría que homologar las distintas titulaciones y reconocer la experiencia existente, como sucedió con otras especialidades nuevas (véase el caso de la especialidad de medicina de familia), pero a medio plazo supondría un gran avance sobre la penosa situación actual.
El sistema sanitario público es lo suficientemente importante para que tengamos profesionales cualificados en Gestión Sanitaria e implicados con nuestro sistema de salud. ¡A ver si de una vez nos ponemos a ello! Como dice el refrán, “nunca es tarde…”. Ahora tenemos una oportunidad de hacerlo.
Desde la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, hace 30 años que vienen proponiendo poner en marcha un MIR de gestión en el que se combinara una formación teórica con la práctica en los centros sanitarios.
Podría ser una solución.
¡¡¡¡LOS RECORTES EN SANIDAD MATAN!!!!!
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